Las razones por las que somos infieles pueden llegar a ser
infinitas. Cada pareja, cada persona, tiene sus razones para engañarse, para
ponerse los cuernos, como vulgarmente se dice. Unas veces son más complicadas,
otras simplemente suceden cuando uno menos se lo espera. Lo que está claro es
que las infidelidades están a la orden del día, y como en casi todas las
parcelas de la vida, la ciencia puede simplificar este tema tan complicado. Al
menos, eso es lo que ha tratado de hacer un grupo de investigadores en un
estudio reciente publicado en Journal of Sex Research.
El estudio se hizo con las respuestas de 495 adultos
jóvenes, y estas son algunas de las contestaciones que dieron a las encuestas
que se les hicieron.
Algunas suenan sinceras:
1. "Me desenamoré de mi pareja”
2. "No estaba muy comprometido con mi pareja"
Pero otras respuestas suenan realmente mal, es decir, que
parecen excusas de mierda dignas de gente con poco seso (y con ello no estamos
diciendo que la infidelidad siempre sea algo negativo). Estas son algunas de
las que nos han parecido más ridículas:
3. "Quería mejorar mi popularidad"
4. "Quería tener una mayor variedad de parejas
sexuales"
5. "Estaba borracho y no pensaba con claridad"
Viendo las respuestas, está claro que no solo la
desaparición del amor es lo que hace que la gente haga trampas en sus
relaciones. También se trata de problemas de autoestima, inquietud sexual y
problemas para controlarse en determinadas situaciones. Es algo que le puede
pasar a cualquier, aunque viendo lo que responden algunos, está claro que cada
persona le da una importancia diferente a algo así. Según Women's Health, el
estudio concluye que es un hecho aceptado que los hombres engañan más a menudo
para satisfacer su deseo sexual, mientras que las mujeres lo hacen porque no
creen que sus necesidades hayan sido satisfechas por su pareja.
Vale, sí, hay pocas sorpresas aquí, y tenemos la sensación
de déjà vu al leer algunas cosas… Pero este estudio reduce todas las
complejidades de las relaciones infelices y no monógamas en unas pocas frases.
Con suerte, nunca tendrás que usarlas…
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